Ÿa’far Bin Abû Tâlib (radiallâhu ‘anhu) dijo al Negus:
“Dignísimo rey: Nosotros éramos gente ignorante viviendo en la ignorancia; adorábamos ídolos, nos comportábamos de manera indecente, rompíamos los lazos familiares, maltratábamos a nuestros vecinos y los más fuertes de entre nosotros oprimían a los más débiles agrediendo el derecho de los pobres. Así éramos hasta que Allâh Altísimo nos suscitó un Mensajero de entre nosotros, conocido por su sinceridad y honestidad que nos invitó hacia Allâh para adorarlo sin asociarle nada. Nos instruyó para que fuésemos veraces y correctos y para que fuéramos solícitos para con las necesidades de nuestros prójimos, familiares y vecinos; para que nos alejáramos de la indecencia, de dar testimonios en falso y murmurar la honra de las mujeres, entre otras cosas. Y nosotros creímos en él y aceptamos su invitación. Las gentes de influencia de entre nosotros se sintieron ofendidos por nuestra elección y comenzaron a maltratarnos y perseguirnos por eso huimos de ellos y buscamos refugio en tus tierras con la esperanza de que nos des protección y nos hagas justicia”.