sábado, 8 de mayo de 2010

El respeto a los padres



Alqama (radiallâhu ‘anhu) fue uno de lo compañeros del Profeta Muhammad (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) quien siempre estaba al servicio de Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam). Cuando se encontraba agónico no pudo recitar la kalimah, entonces el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) envió a los sahâbah que visiten a la madre de Alqama para preguntarle por qué él estaba en este estado. Ella respondió que estaba muy enojada con él porque le había roto el corazón y no lo perdonaría. Agregó que siempre cuando su esposa decía algo la escuchaba y cuando su madre decía algo la rechazaba. Al escuchar eso Rasûlullâh ordenó a los compañeros reunir algo de leña para iniciar un fuego y quemar su casa con él adentro. Dijo el Profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “Es mejor que sufra el fuego de este mundo, antes del fuego que va a quemarlo mañana en el Día del Juicio Final” Al escuchar esto la madre de Alqama dijo inmediatamente: “¡Yo he perdonado a Alqamah! ¡Yo he perdonado a Alqamah!” Apenas estas palabras salieron de la boca de la mujer, la kalimah salió de la boca de Alqama. Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) después de la oración fúnebre de Alqama dijo: “Ciertamente el Paraíso esta bajo los pies de las madres”.

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