viernes, 7 de marzo de 2008

Allah es la Luz de los cielos y la tierra


¡Glorificado sea aquel que ha iluminado las tinieblas con su luz, con la que también ha alumbrado la tierra! ¡Alabado sea aquel con cuya luz se han abierto todas las cerraduras ¡

No existe nada ni nadie, en los cielos ni sobre la tierra, que no deba su existencia a Dios, a su luz. Todo lo que existe obtiene su existencia de la luz de Dios.

Muhammad, la paz de Dios sea con él, cuando fue expulsado por la fuerza de la ciudad de Taif, suplicó al Todopoderoso así:
“Allah, me refugio en la luz de Tu rostro, que ha llenado de luz las tinieblas, y por la que se considera correcto todo asunto en este mundo y en el otro, contra el descenso de tu cólera sobre mi o contra el incurrir en tu ira.

La frase “Dios es la luz de los cielos y de la tierra” es parte de un versículo (aya) del capitulo (sura)" La Luz" del Sagrado Corán, en esta Dios, Altísimo sea, nos proporciona ejemplos para que reflexionemos sobre nuestra actitud hacia El.
Da ejemplos para aquellos que se conducen con la guía de Dios y buscan iluminarse con su Luz, tanto en los momentos gozosos como en las penalidades, en sus sentimientos y en sus emociones, en sus decisiones y en lo que expresan con sus lenguas; en fin en todos los campos de su vida, en todo instante.

El Profeta, la paz sea con él, en un hadiz autentico, dijo, informado de su señor, que Este afirma:
“No me puede abarcar ni mi tierra ni mi cielo, pero si le es posible al corazón de mi siervo creyente el contenerme”.
El corazón de un creyente, cuando éste es sincero y cumple los mandatos de su creador, es habitado por la luz de los cielos y la tierra.

La luz de Dios no consiste en una palabra que se pronuncia, o en un estandarte que se alza o agita. La luz de Dios es ese impulso que mueve la vida del ser humano, es la que le guía en la oscuridad del camino; es esa fuerza que lo toma de la mano y lo conduce a la misericordia de Dios y al paraíso.

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